lunes, 22 de septiembre de 2008

Eficacia teutona

Igual que puede irse en avión de vacaciones a Berlín o a la Selva Negra -benditas selvas negras- a Dusseldorf se va a trabajar. O al menos eso se deducía del tipo de pasajero medio que se veía en el avión, mucho tío trajeado sólo, mucho portátil, mucha formalidad, mucha electrónica para el currele, etc. Resulta que por la zona de Dusseldorf se concentra mucha empresa, y que cerca tiene a otras ciudades importantes como Bonn, Dortmund, Colonia o Amsterdam (sí, muchos nombres nos suenan del fútbol). Y es por ello que hay vuelo directo diario de Madrid, es lo que fuerza el negocio.


La verdad que el aeropuerto está flaman -me encanta usar esta palabra por escrito, me sentiría forzado hablando, pero por escrito puedo decir flaman, vaina y esas cosas-, esta cojonudamente organizado por si quieres enlazar a otro transporte, todo cerquita por el cariño de un tren suspendido en el aire sin conductor.




Y de Dusseldorf al Norte, al Mar del Norte, donde una vez se juntaron hanseáticamente las ciudades para intentar hacer mejor lo que siempre ha querido hacer el hombre: comerciar, es decir, vender algo por más de lo que vale. Este viaje a este mar de original nombre se realiza por una mítica autopista cualquiera alemana. Digo mítica porque aquí siempre se ha fantaseado mucho con lo de la velocidad sin límite en la autopista. Es verdad, pero en tramos señalizados, y del mismo modo en esa autopista te pueden prohibir pasar de 100 km/h, y también se cumple. Sí que tienen coches mejores, pero carreteras mejores no lo creo, lo que tienen mejor es actitud al volante, aquí en España todos sabemos que no, que nuestra actitud es digamos, a la gresca, al pique, a la carrera.





El mar del Norte alemán, es tierra completamente llana y verde, es zona ventosa y el cielo no es azul. El mar lo surcan grandes barcos y lo apuntalan a lo lejos plataformas petrolíferas. Si bien el campo está lleno de molinos no tiene nada que ver con La Mancha, y además los pueblos aquí no son blancos sino coloridos, pero parecen vacíos, y es que se ve poca gente. Por aquí, hay ciudades de nombres bárbaros, nombres como Wilhelmshaven.








Algo que me ha llamado la atención de alemania es la industria. Recuerdo que por los días del Mundial 2006, también celebrado en el país del que hablamos, amigos, Andrés Montes, en su línea de motes y demás, al equipo alemán le puso lo de "la industria pesada" o "la maquinaria pesada", y la verdad que respecto a España, ahí se marca la diferencia. Desde Dusseldorf hasta el Norte, se iba viendo de vez en cuando, separadas pero continuas -según se avanzaba de sur a norte-, fábricas de coches, acerías, minas y plantas de tratamiento de carbón, parques eólicos, refinerías, petroquímicas, etc.





Desde la habitación de mi hotel podía verse una imagen curiosa por paradójica: rebaños de ovejas pastando junto a un petrolero. El montículo verde donde pacen las rumiantes es un dique, toda la costa está protegida por estas elevaciones, y todos los diques están cubiertos de hierba y sus correspondientes ovejas. El petrolero está descargando petróleo para una refinería que había junto al hotel, venían con frecuencia desde las plataformas que podían verse en el horizonte. El viajero medio del hotel tampoco lo era por ocio, ya que todos eran currelas del mar, es decir, currelas extranjeros que vienen por temporadas a las plataformas petrolíferas o ahora a la incipiente industria eólica marina (espero que incipente signifique lo que quiero decir).




Y ya que hablamos, amigos, de mares, barcos e industrias estaba claro que tenía que ir a un barco en el mar para algo industrial. Aunque no podamos apreciarlo en la fotografía, la estructura trípode que se apoya sobre los tres pilares anclados en el lecho marino no está completamente horizontal, y si queremos colocar encima un molino de viento pues tenemos que asegurarnos de que sí sea horizontal, y se conseguirá por medio de la fusión de técnicas, de la fuerza de la hidraúlica y el control de la electrónica.





Todo ello, aderezado con las emociones fuertes de subir a un barco por la escalerilla colgante vertical, -sólo faltó subir por la cadena del ancla-, subir al trípode en grúa, y una vez allí, subir al punto más alto por otra escalera vertical:






Bueno, y después de trabajo, horas en hoteles extraños, paseos por países fríos, conversaciones en inglés y tal y cual, lo que mola es volver a casa, y más si un rato es en Zodiac (no podemos apreciarlo, amigos, en la fotografía pero la estructura ya está horizontal):




Y bueno, como a la vuelta no teníamos gana ninguna de perder el avión de vuelta a Barajas, pues había que ir con prisa, y poner a prueba la leyenda del sin límite de velocidad:

5 comentarios:

Germán dijo...

Bueno, esto lo he contado con un poco de prisa, y he de reconocerlo, a partir de las fotos. Y si bien dicen que una imagen vale más que mil palabras, la imagen no debe influir en el flujo de las palabras.


Saludos, Germán.

Anónimo dijo...

Me gusta tu nuevo blog. Ya fuimos lectores del anterior y,como no puede ser de otra manera, lo seremos de este. Ya sabes que a una siempre le gusta saber por donde se mueve ese hermano tan querido y en ocasiones tan imbécil, pero al fin y al cabo el único que tengo.

Creo que si en próximas expediciones tus tareas no son tan peligrosas, ni en las alturas ni en medio marítimo... deberías llevar contigo tu D80, no sin antes aprender a controlarla (que creo que estás lejos de ello por ahora).

Seguiremos comentando.

Saludos,bro.

Anónimo dijo...

¡¡anda!!no sabía yo de la existencia de este blog!!como bien dice tu hermana, seguiremos de cerca tus andanzas(qué envidia me das,jeje).
mención aparte merece lo de "flaman" y lo de "a la gresca" y sucedáneos, me ha encantado,jejeje.
Fuera coñas, muy interesante todo lo que cuentas y cómo lo cuentas.

un saludo de la malqueda de tu amiga (espero seguir siéndolo...jeje) laurel

Anónimo dijo...

Que tal Germán
Oye muy bien tu blog, la verdad tiene muy buena pinta, y muy analizado todo y siempre utilizando un lenguaje acorde al nivel de tu trabajo.

Me gustaría como lector diario, que metieses anécdotas en el blog. Conozco al escritor de esto personalmente y sé de buena mano que su lenguaje no es el mismo a la hora de expresarse en su círculo más cercano(no quita que no sepa más que de sobra utilizar y expresarse con un perfecto castellano); por eso pido que meta en siguientes fascículos las pertinentes anécdotas o comentarios jocosos que a todos nos gustan.
Sino, me gustaría suscribirme a todo aquello censurado en cada un de los eventos.

Sin más un saludo de tu amigo y "hermanito" jotuelo.
PD:Chapó por tu sección los blogs que lees. Yo también lo quiero hacer.

Anónimo dijo...

Vaya sorpreson macho!!

Estoy contento de que hayas tomado esta iniciativa y pases a relatarnos tus aventuras tanto laborales como ociosas en un blog. Espero poder dejar un post tantas veces como sea posible, y tantas veces como está siendo el caso de hoy mi trabajo me lo permita, lo haré desde el mismo.

Qué comentarte de los teutones y su rigor... sabes que siempre te he hablado bien de este país incluso antes de conocerlo. Esa amplitud en sus avenidas, ese gusto por el uso de los servicios públicos y su pago aunque no haya control, ese "cómo voy a usarlo sin pagar??, si yo utilizo algo tendré que pagar por ello" ese gusto por los vehículos de dos ruedas sin motor como medio de transporte, ese ....

Un abrazo, imagino que ya sabrás quien soy aunque firme como anónimo.