domingo, 28 de septiembre de 2008

Disciplina inglesa

Hace un siglo, un polaco se inventó un idioma nuevo, el esperanto. Una lengua de vocación internacionalista que venía de la nada. Un idioma no vinculado a ninguna nación y por tanto igual de fácil o difícil de aprender para cualquiera. Pero la cosa no cuajó, por intereses no se le dio el empujón necesario a esta iniciativa, y aquí andamos con el inglés como lengua del mundo. Una vez más, pesó más la influencia de los poderosos que el sentido común.

Hoy un día nos viene con el cuento del chino, que si el idioma del futuro, que si tal y cual. El inglés, el inglés funcional, será siempre la lengua del mundo. Porque es fácil; porque es la lengua de dos imperios consecutivos, el inglés y el americano; porque es el idioma de las ciudades desde donde se mueve el mundo –Nueva York, Singapur, Londres, Dubai, Hong Kong-; porque los chinos ya lo hablan; y por lo principal, porque es la lengua que ya está, la establecida y porque eso ya es difícil cambiarlo. Vamos, que el “hello”, el “my friend” y el “one dollar, please” siempre estarán ahí.

Por eso, yo defiendo que si crees que vas a salir por ahí, que vas a moverte por el mundo –que esa es otra, que sin el inglés se puede vivir perfectamente, el dueño de Zara, Almodóvar, o Iker Casillas no hablan inglés y les va de puta madre- , con el inglés solo se puede ir por aquí y por allá. Y si no, es triste reconocerlo, el lenguaje del dinero siempre ayuda. Con guita –ojo, con guita- en la mano todo el mundo hace por entenderte.

Y bueno, que digo esto, pero también digo que anda que no molaría hablar diez idiomas, como el Papa, pero sin dar besos a las pistas de los aeropuertos.

Tras esta charleta, os comento las situaciones que se me presentan trabajando con el asunto del inglés, situaciones curiosas y chocantes, pero sin llegar a ser jocosas:

a) De repente el “listening” se me da muy mal.
b) Me preguntas que hizo ayer el Madrid y te comento que me cojo vacaciones en septiembre.
c) Estoy jodido como para decir más de dos veces seguidas “could you repeat, please?”

a) La situación a se da a menudo, hablamos gente de todo el mundo en un idioma que no es el materno, y oye, que a menudo no te entiendes del todo. Pero es curioso, los aparentes malentendidos se suelen dar cuando la conversación es determinante y al interlocutor no le viene bien por dónde van los tiros. Ahí es cuando empieza gradualmente a no entender. De repente, empieza a no entenderte bien, sobre todo si es teléfono. Es un situación imaginaria, pero imaginemos que le dices que tiene que pagar por adelantado, pues él te dice que no te entiende, cuando antes la conversación en el idioma de la pérfida Albión iba como la seda.






b) Bueno, esta situación me revienta. Se da también en español, rasgo típico de persona ruin. Ya sabéis, esa gente que a algo que se puede con responder con sí o con no, le da mil vueltas, siempre cuando se habla de algo que no le interesa. O cuando se saca una respuesta de la manga de algo que realmente no le has preguntado. Resumiendo, que no afronta la conversación, y te hace el regate, a lo ruin, no a las claras.
Pues esto, en inglés, sumando a la confusión del idioma, se da a niveles desproporcionados. Sobre todo, pues como siempre, cuando las cosas se ponen serias. Pides una ayuda que a lo mejor no te interesa darte y se te responde con algo que no tiene que ver, y te preguntas “¿Pero este tío?”. Y a veces, pasas de insistir, pero otras insistes, y nada, más de lo mismo, y ahí ya te das cuenta que es la situación b) en toda regla y no tienes nada que hacer más que picarte, pero esto último no suele interesar.


c)Esta es difícil que se dé, han de juntarse varias circunstancias. Una es que te llamen de fuera en inglés, y que en ese momento estés en momento crítico en obra, o en el taller justo probando algo que no sale. Tú estás ahí, concentrado mirando los esquemas y los planos, las manos con aceite, el motor y la bomba sonando, maquinaria por los alrededores, voces de la gente y en esas que te llaman, número largo y prefijo de fuera, y ya sabéis que al principio teléfono en inglés es jodido. Pues eso, que estás jodido.


Bueno, amigos, mañana voy a Barcelona y pasado a Valencia, sé que en este mundo global ya eso os parece poco interesante y demasiado cerca, pero son obras interesantes, y seguro que hay cosas e historias que contar.

Próximamente, Dubai, ese ya os pica más, amigos, lo sé.

Que tengáis un buen día, y hasta que ese día llegue..seguid dándole al coco.


1. Fátima: tu hermano te quiere porque es sangre de tu sangre, jajaja. Ya sabes, Fátima, no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme y toda esa mierda. Creo que la D80 visitará Dubai, pero con precaución.

2. Lau (parte imbresicindible de Laufón): sigues siendo amiga, es más, se acercan las fiestas del Pilar, y espero que ahí puedas resarcirte de ser malqueda y me invites.

3. Señor Jotto, en mis experiencias allende los Pirnineos no hay vivencias de índoles sexual, violento o ilegal que merezcan ser censuradas. Si bien hay otro tipo e discreción que debe ser rigurosamente mantenida.


4. Norton (desvelo tu identidad, pero pocos la conocen). Alemania mola, pero mola más Madrid, Leganés, Móstoles, Fuenla, Perales, Villata y Morata. Madrid, sí, Madrid, yo!

lunes, 22 de septiembre de 2008

Eficacia teutona

Igual que puede irse en avión de vacaciones a Berlín o a la Selva Negra -benditas selvas negras- a Dusseldorf se va a trabajar. O al menos eso se deducía del tipo de pasajero medio que se veía en el avión, mucho tío trajeado sólo, mucho portátil, mucha formalidad, mucha electrónica para el currele, etc. Resulta que por la zona de Dusseldorf se concentra mucha empresa, y que cerca tiene a otras ciudades importantes como Bonn, Dortmund, Colonia o Amsterdam (sí, muchos nombres nos suenan del fútbol). Y es por ello que hay vuelo directo diario de Madrid, es lo que fuerza el negocio.


La verdad que el aeropuerto está flaman -me encanta usar esta palabra por escrito, me sentiría forzado hablando, pero por escrito puedo decir flaman, vaina y esas cosas-, esta cojonudamente organizado por si quieres enlazar a otro transporte, todo cerquita por el cariño de un tren suspendido en el aire sin conductor.




Y de Dusseldorf al Norte, al Mar del Norte, donde una vez se juntaron hanseáticamente las ciudades para intentar hacer mejor lo que siempre ha querido hacer el hombre: comerciar, es decir, vender algo por más de lo que vale. Este viaje a este mar de original nombre se realiza por una mítica autopista cualquiera alemana. Digo mítica porque aquí siempre se ha fantaseado mucho con lo de la velocidad sin límite en la autopista. Es verdad, pero en tramos señalizados, y del mismo modo en esa autopista te pueden prohibir pasar de 100 km/h, y también se cumple. Sí que tienen coches mejores, pero carreteras mejores no lo creo, lo que tienen mejor es actitud al volante, aquí en España todos sabemos que no, que nuestra actitud es digamos, a la gresca, al pique, a la carrera.





El mar del Norte alemán, es tierra completamente llana y verde, es zona ventosa y el cielo no es azul. El mar lo surcan grandes barcos y lo apuntalan a lo lejos plataformas petrolíferas. Si bien el campo está lleno de molinos no tiene nada que ver con La Mancha, y además los pueblos aquí no son blancos sino coloridos, pero parecen vacíos, y es que se ve poca gente. Por aquí, hay ciudades de nombres bárbaros, nombres como Wilhelmshaven.








Algo que me ha llamado la atención de alemania es la industria. Recuerdo que por los días del Mundial 2006, también celebrado en el país del que hablamos, amigos, Andrés Montes, en su línea de motes y demás, al equipo alemán le puso lo de "la industria pesada" o "la maquinaria pesada", y la verdad que respecto a España, ahí se marca la diferencia. Desde Dusseldorf hasta el Norte, se iba viendo de vez en cuando, separadas pero continuas -según se avanzaba de sur a norte-, fábricas de coches, acerías, minas y plantas de tratamiento de carbón, parques eólicos, refinerías, petroquímicas, etc.





Desde la habitación de mi hotel podía verse una imagen curiosa por paradójica: rebaños de ovejas pastando junto a un petrolero. El montículo verde donde pacen las rumiantes es un dique, toda la costa está protegida por estas elevaciones, y todos los diques están cubiertos de hierba y sus correspondientes ovejas. El petrolero está descargando petróleo para una refinería que había junto al hotel, venían con frecuencia desde las plataformas que podían verse en el horizonte. El viajero medio del hotel tampoco lo era por ocio, ya que todos eran currelas del mar, es decir, currelas extranjeros que vienen por temporadas a las plataformas petrolíferas o ahora a la incipiente industria eólica marina (espero que incipente signifique lo que quiero decir).




Y ya que hablamos, amigos, de mares, barcos e industrias estaba claro que tenía que ir a un barco en el mar para algo industrial. Aunque no podamos apreciarlo en la fotografía, la estructura trípode que se apoya sobre los tres pilares anclados en el lecho marino no está completamente horizontal, y si queremos colocar encima un molino de viento pues tenemos que asegurarnos de que sí sea horizontal, y se conseguirá por medio de la fusión de técnicas, de la fuerza de la hidraúlica y el control de la electrónica.





Todo ello, aderezado con las emociones fuertes de subir a un barco por la escalerilla colgante vertical, -sólo faltó subir por la cadena del ancla-, subir al trípode en grúa, y una vez allí, subir al punto más alto por otra escalera vertical:






Bueno, y después de trabajo, horas en hoteles extraños, paseos por países fríos, conversaciones en inglés y tal y cual, lo que mola es volver a casa, y más si un rato es en Zodiac (no podemos apreciarlo, amigos, en la fotografía pero la estructura ya está horizontal):




Y bueno, como a la vuelta no teníamos gana ninguna de perder el avión de vuelta a Barajas, pues había que ir con prisa, y poner a prueba la leyenda del sin límite de velocidad:

domingo, 21 de septiembre de 2008

Prólogo

Hace justo ahora dos años escribí un blog relatando mi viaje a Vietnam y Camboya con unos grandes compañeros. Esos compañeros y amigos siguen ahí, y con ellos sigue el blog y siempre que quiero recordar el viaje puedo pasarme un rato a repasarlo.


Dado que ahora por motivos de trabajo viajo a lugares bastante dispares quiero seguir escribiendo una especie de diario de viaje y que quede para la posteridad, o lo que la red permita claro.


Contaré, más que los detalles técnicos, lo que vaya viendo por los lugares a los que vaya.