lunes, 2 de marzo de 2009

Jack Panama, las primeras impresiones

Nada mas viajar del avión, la humedad y el calor se encargaron de que me diera cuenta de que era verano y de que estaba en el trópico. El olor del ambiente cargado de humedad me recordó a Vietnam.

Al coger el taxi para el hotel también supe que ya no estábamos en Europa: los taxistas que esperaban se dedicaban a ir agrupando a los recién llegados turistas según al hotel al que fueran, y entonces llenaban el tequi y a todos nos cobraban un precio según le dé al peseto de turno. Once dólares americanos –ya sabéis, esos billetes verdes grandes que hay en todos lados y en los que pone In God we trust y toda esa mierda-. Me tocó con una pareja de alemanes, creo que fueron algo timados ya que al ser una pareja debieran haber pagado once dólares conjuntamente y no cada uno.

El peseto era de los habladores, aunque luego vería que la gente panameña es de conversación fácil, cosa que siempre gusta. El tío me llamaba pana y en el hablar metía palabras inglesas como a full, chance; palabras de la zona que yo no encendía o palabras adaptadas del inglés –Espérese, pana, vamos a parar a tanquear-. Vi que el acento panameño se acercaba más al caribeño o colombiano que al mexicano, un español dulce y sabroso que creo que se pegaría en cuanto estuvieras un par de meses por allí.




Las solitarias calles el domingo por la noche



En el trayecto, lo primero que llamo mi atención fue la falta de alumbrado a todos los niveles. Desde el aeropuerto de Tocumen al distrito financiero de Ciudad de Panamá se va por una autopista de peaje y se toma la Panamericana que hace de circunvalación (no tenia confi con el peseto como para decirle que parara y hacerme una foto en un cartel de la Panamericana, la ruta que enlazando carreteras va de Alaska a Tierra del Fuego en Argentina o al revés), ninguna de las dos tenía el más mínimo alumbrado. Ya en el centro de la ciudad lo mismo, las calles que no se consideran principales, no tienen ni una farola. Esta oscuridad reinante, junto al hecho de que llegué un domingo por la noche, daba un aspecto bastante fantasmagórico al centro de la ciudad. En la ciudad también se nota la influencia estadounidense: en el dólar, en la ropa, en los coches, en la comida, en la televisión.



Vista desde el hotel el amanecer del lunes


Me hospedé en el Hotel Riande Continental, un cinco estrellas, aunque tampoco era para tanto. Yo quería haber cogido un hotel en la Avenida de Balboa, una especie de paseo marítimo donde estaba la obra. La gente de la empresa de Panamá me desaconsejo esta elección y me recomendó el Veneto, otro cinco estrellas del distrito financiero. En la zona de Balboa había mucha actividad callejera –putas, gorrillas, busqueros, etc- pero tampoco había una peligrosidad extrema, ya que no era una zona solitaria y había colegios, hospital, oficinas y restaurantes. Pero les hice caso, aunque en vez de ir al Veneto –me parecía una pasada- fui al Riande. Este Riande era un hotel enorme, algo antiguo, al estilo de los hoteles para turismo en masa del Caribe, mucha vigilancia y mucho servicio con walkie-talkie por todos lados. No tenia grandes lujos, supongo que las cinco estrellas se basaban en que tenia piscina, gimnasio, restaurante y casino durantes 24 horas, non stop.




Barrio del Chorrillo, que junto al barrio del Borondon, forman los barrios mas peligrosos de Panama. La zona realmente peligros y problematica es Ciudad Colon, en el lado caribeño del Canal, urbe controlada por la mafia.



El caso es que al llegar pues me di a dar una vuelta y a buscar un sitio para cenar. Este distrito financiero podía estar en Ciudad de Panamá como en Nueva York como en Frankfurt, es decir, nada lo hacia especial ni diferente. Avenidas y manzanas cuadradas con numeración a la estadounidense, tiendas de marcas internacionales, hoteles, casinos, y restaurantes de comidas internacionales. Al final encontré un sitio sencillo, era una cafetería-restaurante, también 24 horas, podía recordar a uno de esos restaurantes de carretera de las películas americanas. En el menú ofrecían platos que perfectamente habría aquí, así que pregunte por algo típico de la zona, y lo que más se acercaba eran unas tortas de maíz y una carne encebollada.



Aqui vemos a un fanatico del Madrid. Alli se sigue la liga española, y se vive la rivalidad Madrid-Barcelona. Sin embargo, el deporte rey en Panama es el baseball.


Me volví al hotel por unas calles todavía más solitarias y me dormí con el cansancio del largo viaje y la curiosidad por los días venideros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigo a la espera de que cuentes algo técnico (ya sabes a lo que me refiero niño). La foto del otro día del movil no te la mando porque no sale nada bien, aunque si insistes te la puedo hacer llegar.
Tu querido-odiado amigo on-line
Kike
Palabra de verificación: exponsta (se que esta gracia no es mía, pero a partir de ahora, en homenaje a Germo, la haré en cada comentario que haga aquí y en Emitiendo desde Tampere)
Un abrazo

Anónimo dijo...

Muy buena. Quería más info, pero se acabó la crónica.

Que bien el barrio del Chorrillo está en todos lados!!.
En Madrid tenemos barrios donde compiten por estar a la altura de estos, lo que pasa que estos juegan champions y en Madrid pelean por el descenso.

Espero más de la crónica. Quiero anécdotas. seguro que has tenido algún "rifirafe" con algún autóctono.

Jotuelo, tu brotha.