sábado, 11 de octubre de 2008

Rumba catalana

El AVE es un buen invento. Es verdad que la gente no sabe que RENFE está sacrificando muchas líneas digamos poco mediáticas para podear costear la alta velocidad ferroviaria entre las grandes ciudades españolas, pero hay que reconocerlo, el AVE es la repolla (femenino del repollo, no os asustéis). Si coges el que no para en ningún sitio, te plantas en dos horas y cuarenta en el centro de Barcelona. Es muy espacioso, vas en un asiento mucho más amplio que en un avión. Y lo que más me sorprendió: nada de ruido. Va como flotando sobre las vías, suave, suave. Además en la parte frontal hay un display que muestra la velocidad, y siempre gusta ver que vas a 300 km/h (he perdido las fotos ociosas del viaje, y por tanto no puedo completar la serie de las velocidades, recordad los 200 km/h del velocímetro del coche en Alemania). Un viejo amigo mío, también bloguero, de calidad además -http://draufindustries.blogspot.com-, me contó que un AVE cuando va a máxima velocidad necesita 11 kilómetros para frenar totalmente. Quizás me lea y quizás tenga que corregirme, y sean más o menos kilómetros.

El viajero, pues ya sabéis, ejecutivo, traje, portátil y mucho celular. Qué queréis un lunes por la mañana. Me sorprendió un par de chicas con total aspecto de estudiantes, quizá estudiaran allí, y les compensa más, pagar el bono AVE que hay en vez de residencia, pero quizá es una jartada que sólo sucede en mi mente (Situación que a menudo pasa con los mitos, como bien explica un gran amigo mío, hermano, también con blog, -http://emitiendodesdetampere.blogspot.com- en su última entrada; todo está unido por los blogs).


Nada más llegar, al salir de la estación, llena de taxis negros y amarillos, mientras esperábamos a que nos buscaran, entró un coche blindado a toda velocidad, se bajaron guardaespaldas con mucha tensión en su expresión, esperaba que se bajara alguien importante, pero era Pascual Maragall.


El lugar adonde fui a trabajar, era bastante espectacular, el túnel de una nueva línea de metro. En este caso, sin duda, una imagen vale más que mil palabras. Estaba por la zona donde acaba Barcelona y empieza Badalona, me sorprendió la inmensidad de los barrios obreros de allí, bloques más grandes y más pegados que lo que hay por aquí en Villaverde, por ejemplo.


Por la tarde, antes de coger el último tren a Valencia, dió tiempo a ver la Sagrada Familia, el Paseo de Gracia y las Ramblas. En la plaza de Cataluña presencié una escena -que además fotografié- curiosa, había un grupo de africanos vendiendo bolsos de imitación, estaba todo lleno de gente, pues de repente cuatro jóvenes que resultaron ser secretas se abalanzaron a la vez a por la mercancía y los vendedores, éstos salieron en estampida y en ella arrollaron a un montón de gente, tirando a un viejo al suelo. Me imagino que la ley y el orden quedaría satisfecha con tan necesaria y tan compleja redada. Mientras mirábamos, nos vino, un señor mayor, todo un caballero, y con fuerte acento catalán nos preguntó que qué sucedía. Estuvimos un rato hablando sobre que si los policías no tendrían cosas más importantes que hacer...


A Valencia fui también en tren, un Trenhotel de Talgo, jamás he visto un tren tan largo como éste. Vagones y vagones, yo estaba en el 35 y aún quedaban más atrás. Tenía muchos coches cama, y esto me trajo recuerdos del tren de Vietnam. La verdad que que bonitos son los trenes, tienen algo misterioso, literario.


La verdad que me gusta mucho el país donde vivo, y no es por sentimiento patriota. Creo que es porque tenemos la fortuna de estar en el Mediterráneo, donde reina un buen clima y por ello a lo largo de historia por aquí se han juntado muchas gentes, y ello ha dejado una gastronomía, una cultura, y sobre todo, un estilo de vida que oye, dan gustico. ¿Por qué si no siempre salimos entre los 3 primeros según la lista de bienestar de la ONU? El sol y el calor tiran mucho. Pero, oye, que también aquí abundan cosas malas, por ejemplo, creo que en España -sin miedo, España- somos guarros de cojones. El otro día saliendo por Madrid, por el centro, en la zona de callejas y algunas cuestas, mientras iba a entrar a un garito, veo que baja un riachuelillo, un riachuelillo de meao. No eran efectos del alcohol, era que una esquina más arriba meaba bastante gente.


Esto del guarrismo español venía a cuento de una cosa. Cuando voy a trabajar por ahí hay un momento putada. Me explico. La vuelta suele ser a última hora de la jornada, ya que se quiere aprovechar al máximo la asistencia, es decir, justo cuando sales de la obra tienes que ir corriendo al aeropuerto o donde sea. Uhm, no hay hotel, lo has dejado esa misma mañana. Vas sudado y sucio y con las cansinas botas de seguridad, y con las maletas ahí también dando por culo. Entonces te cambias en un baño de aeropuerto, por aquello de un mínimo de comodidad. En el aeropuerto de Dusseldorf vi que son limpitos. Me hizo mucha gracia que en el rato que me cambiaba y ordenaba las maletas entraron varios a cagar a los baños de al lado, y joder, no evitaban nada el ruido, sin sonrojo, pedorreaban a tope durante la maniobra. Pero pedacos, en serio, que se podían oir de lejos. Pero, ojo y pestaña, en el suelo no había ni una gota de meao, uno podía dejar la maleta por ahí apoyada, uno podía hasta besar el suelo cual Papa en aeropuertos, nunca mejor dicho. Ahora nos vamos al baño de la estación de Sants de Barcelona. Joooder. Ya os lo imagináis. El olor. Opto por el baño para minúsvalidos, con la ilusa esperanza de que esté algo limpio. Ahí cambiarse fue todo un ejercicio de equilibrio: que ni un milímetro de pantalón toque ese suelo, no caer sobre todo cuando hay cambio de calcetín para evitar ese contacto piel-suelo, que todo lo que te vas quitando lo vayas juntando encima de algo que pueda estar limpio, y todo mientras esperas preocupado, que no entre un viejo de esos que les gusta que se la chupen en los baños públicos.


Jajaja, cómo he acabado lo de antes. Bueno, amigos, próxima visita: península Arábiga. Ya sabéis, petrodólares, arena, palmeras, huevos colganderos, picante en la comida. El mundo global. Prometo fotos.


P.D. Ahora justo al meter la entrada, me he dado cuenta que no tengo las fotos en este ordena. En próxima entrega, se enseñaran fotos, esas fotos curiosas que no veréis en ningún otro lado, y que además es verdad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja. Me ha encantado esta crónica basada en la realidad, en la estadística.
Me imagino tu hablando con el viejo en Barcelona, por lo de la compra de CD´S piratas, con tus manos atrás, hablando con él, mientras miráis los dos la escena, os conoceis, os complementais, y eso no hace falta para que os mireis a la cara en plan desconocido y super atentos por ser gente desconocida.
También a los baños. A veces pienso que el cuerpo humano es la ostia, como maniobrar en un puto baño público y no tocar tantísima mierda, que gran verdad.

Otra cosa, ya he visto tu comentario. Suerte en Dubai, seguro que te sientes fuerte, al ir al aeropuerto de llegada, y te miraras en plan ¿qué opinará la gente de aquí, al ver a un joven como yo, cruzar con su portatil, su vestimenta, o como contacta con el contacto de Enerpac, que le está esperando?.

Espero que sea toda una aventura.

Jotuelo.

Anónimo dijo...

Veo que cambias un poco el estilo, en plan: como bien explica un gran amigo mio, hermano. O tambien: Un viejo amigo mio... Te falto poner algo en plan: Todavia recuerdo el otoño del 56 cuando iba a Sagunto en aquellas locomotoras a vapor alimentadas de negro carbon jajaja.

La verdad que el otro dia habia que andarse con cuidao para no pisar un riachuelo de meao, pero ten encuenta que alli hay mucho chino vendiendo mucha cerveza y por algun lado habia que evacuar.